Hola Grandes amigos,
Aquí estamos de nuevo. Si
el mes pasado el tema era la bebida, este mes vamos a hablar de la comida.
Recuerdo una de mis
primeras maratones en mi ciudad natal como había cargado con algunas ampollitas
de glucosa. Después de haber tropezado con el muro en mi anterior maratón, quería
llevar algún tipo de sustento para ese indeseado momento.
A partir del kilometro 25
fui haciendo uso de las ampollitas, pero para mi frustración y desaliento, en
lugar de recuperar las energías parecía que cada vez las perdía más. Me tomaba
una ampollita detrás de otra, pero a los pocos minutos el efecto desaparecía y
el bajón era considerablemente mayor. Vamos a ver por qué sucedió tal cosa.
El metabolismo de las
grasas nos proporciona una muy buena cantidad de energía y durante mucho tiempo,
estamos hablando de horas y días, dependiendo de las reservas de cada uno. Pero
tiene un problema, es un proceso oxidativo y requiere oxigeno para poder
producirse. Ese mismo oxigeno que también nos están pidiendo nuestros músculos
para seguir funcionando, por lo que, una vez entrados en esta fase notaremos
como se nos acelera el ritmo respiratorio y forzosamente nuestro rendimiento
cae, sobre todo cuando sea ya nuestro único aporte de energía. Dicho desde otro
punto de vista, tenemos que ir más despacio pero aguantaremos mucho más tiempo.
Para poder mantener el
rendimiento físico lo más elevado posible durante la mayor cantidad de tiempo,
pensemos en acabar una maratón por debajo de tres horas o un triatlón de larga distancia
por debajo de las cinco. Tenemos que recurrir a dos métodos. El primero y
fundamental es enseñar a nuestro cuerpo a ser eficiente energéticamente,
mediante el entrenamiento a baja intensidad del que otro día hablaremos y
segundo, aportar nuevas energías a nuestro cuerpo. Vamos a ver esto último,
porque no vale meterse cualquier cosa.
La insulina es una hormona que segrega nuestro
cuerpo cuya función principal es regular el nivel de glucosa en sangre. Ante un
exceso de glucosa, la insulina la retirará para transformarla en depósitos grasos.
Si durante el proceso de la oxidación de las grasas, antes descrito y debido a
la ingesta de una cantidad alta de glucosa, nuestro cuerpo tiene que liberar
insulina, lo que nos está pasando es que esa misma insulina bloquea la
oxidación y detiene la producción de energía desde las grasas, aparte de
retirarnos el caudal excesivo de glucosa que acabamos de introducir en nuestro
estomago, lo que se traducirá en un tremendo bajón en nuestro niveles
energéticos a los pocos minutos cuando el efecto chute de glucosa desaparezca.
Hay que tener en cuenta
dos factores más a la hora de elegir. Primero cuanto agua disponemos para
tragarnos lo que nos comamos y segundo que tal nos sienta comer una cosa o
otra, cada estómago es un mundo y los gases o una mala digestión por habernos
comido algo que no nos sienta bien nos puede fastidiar enormemente. Os recomendaría
que cuando salgáis a entrenar tiradas largas fuerais probando, un día un gel,
otro un plátano, así hasta encontrar vuestro menú favorito.
Es todo por hoy, otro día
hablaré un poco de cómo organizar esta ingesta y de la estrategia de
carrera a la hora de comer.
Disfrutad del deporte.
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